Archive for 1 noviembre, 2012

Empiezan los Trayals

Llega otoño, cambia la hora y los días duran menos que las noches. Toca entrenar y pasar un poco de frio e incluso a veces, mojarse un poco. Más vale no quejarse, que igual alguien lee esto con temperatura de un sólo dígito en la calle.

Seamos serios, todo esto nos importa una mierda más bien poco, lo que nos pone de esta época es la que se nos viene encima, o mejor dicho, ver como cuadramos tanta carrera en nuestras preparaciones particulares…

Las hay con dorsal, sin dorsal, largas, cortas, individuales y por equipos, con más o menos arraigo y tanto en el sur, como en el norte… Será por variedad. De todas ellas y sin contar con la prueba reina, personalmente me gustaría destacar el Criterium de 7 Palmas y la media de Telde. Una por la espectacularidad que en mi opinión supera lo complicado del perfil y la otra por intentar que cale en el municipio y siga organizándose año tras año. La San Silvestre este año hay que animarla un poco, el año pasado mucha gente y sólo cuatro gatos “disfrazados”. Este año hay que llevar abalorio obligatorio, por chorra que sea, coño.

Y los trials…

Teniendo semejante calendario, no hay que desperdiciarlo para hacer los equipos para la vuelta a Arucas. Asi que empezaremos a poner notas en estas carreras para hacer los equipos. Lo único que hay claro a día de hoy, es que el Capi de uno, tiene que ser Manuel Robaina ¿no?.

Crónica carrera solidaria síndrome Rett

Domingo, 6:45 de la mañana. Cuando la normalidad en las últimas semanas ha sido acostarme a esa hora (y no por trabajo, precisamente) hoy me estaba levantando. La carrera era a la diez y como era corta, era mejor ir bien desayunado. Hay tiempo, así que desayuno, formula uno y aguanto unos 40 minutos antes de caer en los brazos de Morfeo, aunque me despierto varias veces por ese maldito sol del amanecer que se empeña en meterse por las ventanas (y bajar las persianas da una pereza…)

No estoy inscrito, aunque sé que es una carrera “informal” y no habrá mucho problema. Domingo y despejado en las Canteras, preveo problemas de aparcamiento así que voy con tiempo para aparcar sin pagar y comprar la camiseta. Zas, aparcamiento a 100 metros de la salida, cojonudo. Compro la camiseta-inscripción y me encuentro con el ambientillo carreril que tanto echaba de menos. Me encuentro con una buena representación de la blogosfera local, incluidos Adrián el marchador que conocía de vista, pero no habíamos hablado. Muchas risas y batallitas y la salida se retrasa. Para ser una carrera benéfica, hay equipo de sonido para mutear todas las orejas presentes y los puestos de avituallamiento ocupan más que los corredores ¡y no éramos pocos!

Con Alfredo, Finisher virtual ya de varias medias maratones (en solitario y entrenando sólo fines de semana, toma ya) Hay que certificar la marca, que aunque sea lo de menos, es un bonito recuerdo.

Que si falta un coche de policía o no sé quien por llegar (¿el alcalde?) y aprovechamos para hacer la foto de “familia”. Familia bastante numerosa, sobre todo para un hijo único…

De izquierda a derecha, empezando por arriba: Ana, María… es coña eh?

Tras los 45 minutos de espera (que se me hicieron cortos y con una organización muy atenta siempre manteniéndonos informados) nos dicen que la carrera será neutralizada, todos detrás del coche de policía que va abriendo camino…

WTF primero y Pokerface despues.

Afortunadamente, a los pocos minutos rectifican y solo neutralizan la mitad de la carrera. Yo me alegré la mitad, pero seguro que mis piernas se alegraron el doble. A golpe de acelerón policial empezamos a trotar a lo que nos lleva el señor agente, que no se si a posta o no, el tío fue de menos a más, como si quisiera cuidarnos las articulaciones. Claro que algún que otro frenazo y reprís de coche de empresa también hubo. En el trayecto voy charlando con Adrián mientras marcha, aunque por el rabillo del ojo me voy fijando en las caras y cuerpos de los que van en el pelotón de fusilamiento hacia Macondo. El coche se pone las pilas (es un decir) y el velocímetro se acerca a 4:00 m/km. Ahí vamos Manuel y un servidor perdiendo fuelle por exceso de contracción abdominal (vamos descojonaos) y de los nervios y de la novedad del correr con otros tanto tiempo después (por mi digo, para Manuel es lo habitual).

Luego de jalear a los subiditos jovenzuelos se abre la veda, giramos 180º y el sargento Mahoney nos hace la señal de “vayan pasando, que ahora empieza lo bueno”. El pelotón se estira, la cosa se va acelerando y dejo que tire el pre-adolescente, aprovechando mi clara mayoría de edad para dar el hachazo final. Ir rápido es divertido, pero entre que no controlo las zapatillas blandas éstas y los zig-zags anti-domingueros temo por mi heroica vida un par de veces.

A falta de kilómetro y medio me entra la vena sentimental y le digo al niño que le hago un relevo, que lleva toda la carrera tirando y le quito unos 20 segundos más al crono por minuto. Ya en la puntilla (recta final) le digo que entramos juntos como buenos brothers-in-law y me dice que sí, que sí. El segundo si ni lo escuché de lo lejos que estaba ya el muy cab**n. Me lo tengo merecido por buenazo.

Fotógrafo… ¡hay que estar mas atento eh! Que con esas pintas solo me escriben hombres en el blog.

En lo que a correr se refiere, aunque la pierna está dando un poco la lata, corriendo no molesta y ya no sé si el dolor es de verdad o me lo estoy inventando… Los kilómetros finales en 4:00, 3:45 y 3:30 dejan buen sabor de boca, aunque no sé cuanto tiempo puedo aguantar ese ritmo a estas alturas.

En resumen (seriously) una carrera muy animada. Da gusto ver a la gente volcada organizando algo, mucho para comer y para beber al final de la carrera y 10€ para una causa solidaria. Yo doy el domingo por bueno. Y aunque no gané la carrera me tocó en el sorteo un pack con cuatro pares de calcetines técnicos de Laister, que además ya me he puesto varias veces y son co-jo-nu-dos (y no me refiero a la relación calidad-precio)

El efecto frankestein y la prueba superada

Reconozco que el título del post está muy cogido por los pelos, ahora entiendo por qué siempre suspendí lengua en el instituto y de paso, por qué ahora odio a Fernando Savater.

Decía en el último post, que para no caer en los mismos errores había que hacer las cosas de manera diferente. Parece una perogrullada (de hecho lo es) pero no me canso de verlo a mi alrededor a diario. En mis hábitos de corredor concretos, he decidido cambiar de estilo de zapatillas, usar plantillas y hasta nuevo aviso, no entrenar dos días seguidos. Realmente yo sólo he decidido cambiar de zapatillas y de entrenos, lo de las plantillas ha sido cosa de mi médico.

Desde que corro de manera  habitual (poco más de dos años) siempre corrí con zapatillas ligeras, con muy poco drop (diferencia de altura entre el talón y el antepié) y de tacto muy duro. Yo soy así, me gusta el radicalismo. No me fue mal, al menos hasta que la tibia dijo basta, aunque sabemos que eso fue por otras razones…

En cualquier caso, tocaba buscar zapatillas ligeritas (me niego a ir lastrado), neutras (voy a usarla con plantillas) y de tacto blando. También me apetecía cambiar de marca, tras un periplo con Asics / Mizuno / Adidas.

La elección fue esta:

Nike Lunaracer 2 +

Nike Lunaracer 2 +

La “review” de la zapatilla la dejo para otro post, pero las sensaciones son radicalmente diferente a todo lo que he llevado hasta ahora, no necesariamente peor, pero si muy distinto.

 – El hecho de ir mas blando (mucho más blando) tiene dos grandes diferencias. La sensación de pisada es mucho mas artificial, no “lees” la carretera como con unas voladoras puras, es como ir encima de un bote de blandyblú y seguramente sea menos “efectivo” que ir sobre duras, pero a mi nivel y distancias, eso será menos que despreciable.

– El ir mucho más alto (el doble de suela que las Adizero pro + la plantilla) acrecienta la sensación de suavidad y añade una dificultad extra de estabilidad.

Para no cansar… me he caído corriendo por primera vez desde que soy adulto (aunque no todo el mundo esté deacuerdo con esta afirmación) y he estado al borde del arrastre en otras tantas ocasiones. Tengo que ir más atento, no hay duda. No sé cuánto de culpa tienen las zapatillas, cuánto las plantillas y cuanto el ritmo cansino al que me estoy ejercitando últimamente, pero lo cierto es que ya he agujereado las dos zapatillas por el “accidente” y he tenido que tirar un pantalón a la basura.

La prueba superada ocurrió este domingo, en la quedada runera para acompañar a Manuel Robaina en su tirada larga previa al Maratón de Dublín. Pasé con éxito un examen que realmente me preocupaba, rodar durante más de una hora sin llenarme de ampollas, sin que me duela la pierna y por supuesto, sin caerme.

Arriba: Manuel, Luisa, Pancho, Fran, Armando, Coque y Oscar
Abajo: Gonzalo, yo, Álvaro y Quique

Por fin pude conocer a Álvaro, que se me escapó en la carrera África Vive y pasar la mejor mañana de domingo posible con todos estos cracks. Para recordar tambien el día en el que Pancho no sale bien en una foto y la cara del amigo José Lobillo al ver al pelotón de chalaos éstos venir de frente en la zona mas estrecha de la avenida marítima. De la camiseta de Gonzalo no digo nada.

El Garmin Connect me ha recordado que esta mini-tirada con amiguetes de 16Km, ha sido mi tirada más larga desde que tengo el GPS. Vamos, que desde la Media Maratón de Gran Canaria, no había pasado de 10 kms corridos seguidos. Nueve meses largos sin poder engranar entrenos durante varias semanas consecutivas. No pasa nada, cualquier tiempo pasado fue anterior.

La segunda parte del post del gimnasio para fondistas, la tengo en el horno, pero no consiguo encenderlo… Cabe la posibilidad de que quede en el limbo de los post nunca escritos, como la crónica de Quique o esas entradazas que escribimos mentalmente cuando entrenamos y nos la olvidamos al entrar por la puerta de casa…

Septiembre

Septiembre es un mes como cualquier otro, o quizá no.

Para los estudiantes suele ser un mes odioso, significa el final de su verano y el inicio del año lectivo, justo lo contrario de lo que piensan sus padres. Aumenta el tráfico en la ciudad, las playas empiezan a vaciarse, vienen las mareas del Pino, la subida a Teror, la fiesta del charco… A mí siempre me ha parecido que septiembre es el mes ideal para tomarse unas vacaciones, poca gente, buen tiempo, mejores precios que agosto… Luego recordé que era autónomo.

Si septiembre es el mes de la vuelta al cole, el de este año se ha convertido para mí en el mes de volver a correr. Dos meses era el tiempo previsto sin correr en éste último paro forzado y aunque se cumplieron a mitad de agosto, decidí alargarlo otros quince días, porsiaca…

En lo que a correr se refiere, el primer objetivo de estos meses fue no subir de peso aunque no por rendimiento ni por estética. La idea de empezar a entrenar poco a poco y sin forzar tras una fractura de estrés es incompatible con hacerlo con más peso que antes. Lo más ligero que he estado corriendo es sobre 68-69 kilos y ahora estoy en 71. Justo antes del parón pesaba 72, así que…

 

Otro objetivo fue fortalecerme muscularmente. Mucha carrera, los kilómetros y algo de dieta me dejaron más flojo de la cuenta. Fortalecer pantorrillas (gemelos, sóleos, tibiales y peroneos) era primordial para esta lesión. Algunas horas de gimnasio más tarde, parece que todo sigue en su sitio.

 

 

El tercer objetivo era no perder demasiado fondo así que bici estática y simulador de escalones me han acompañado estos dos meses. El hacer ejercicio aeróbico sin que te de el aire te hace sudar más de lo normal y además, en mi caso particular me aburre enormemente. Es tedioso aguantar más de 30 minutos pedaleando o en la elíptica, y lo es con música, con TV o incluso de charla con amiguetes. En acumulado habré visto unas 12 veces el España – USA de baloncesto en Teledeporte (y las que nos quedan). Otra cosa de dificultad suprema, es subirme las pulsaciones en esos ejercicios. Cuando uno corre, a poco que apriete los machos se pone fácil a 160-170 pulsaciones y con cierta capacidad de mantener esa zona cardíaca. En la bici o sucedáneos me resultaba imposible hacerlo, luego salieron sesiones de 25-35 minutos a 140-150 pulsaciones medias en mi verano particular. Imposible mejorar fondo de esta manera y complicado no perderlo, pero sirvió a su propósito de no dejar al corazón dormirse durante el parón y quemar alguna caloría. Se ve que eso de no tener a nadie en frente al que adelantar hace difícil aguantar el ritmo vivo.

Llegó septiembre y tenía que empezar a correr. También tenía que hacerlo de forma ligeramente diferente, ya que si no, con toda probabilidad, me volvería a fastidiar la tibia. Total, que hace unos días he estrenado zapatillas y ayer estrené plantillas ortopédicas que me han hecho a medida, según un estudio biomecánico. Los detalles los dejo, por que dan para otro post.

Confieso que me planteé no escribir nada más sobre mi lesión, no quería que ésto acabara pareciéndose al blog del pié de Fabián Roncero (sin acritud) o que me llamárais el pupas a partir de ahora. Pero pudo la vena solidaria, ya sabéis, por si ayuda a alguien que esté en situación parecida (o termina de hundirlo).

Dos semanas, seis salidas a correr. Empezando el primer día con sólo 15 minutos suaves y llegando hasta los 30 minutos, a razón de 5 minutos más cada día. Ayer me probé yendo un poco más rápido y me sentí de nuevo corredor, aunque de esto me di cuenta cuando al llegar a casa estaba más preocupado por los flatos y las ampollas de novato, que por la pierna, que por ahora no rechista… ¡Y que se mantenga así!

Pues si, septiembre puede ser un mes como cualquier otro, aunque espero poder recordarlo con una sonrisa en la cara dentro de unos meses.

Gimnasio para fondistas

Si hay un apartado olvidado en el entrenamiento de la mayoría de los corredores populares, es el trabajo de la fuerza. Y parece bastante lógico si pensamos en cómo nace y sobre todo, en cómo evoluciona el corredor popular. Se empieza a correr por algún motivo (perder peso, hacer vida saludable, ambición deportiva, etc.) con el objetivo inicial de aguantar unos minutos, luego unos minutos más… luego más días a la semana, luego más kilómetros, luego una carrerilla que pasa por delante de casa, luego un 10000, luego nos llama la media maratón, quizá la montaña, y acabamos con la prueba “reina”: El maratón.

Durante este proceso y según el nivel de cada uno, el cuerpo de un atleta sufre cambios fisiológicos importantes. El más conocido es el del corazón -que aumenta su tamaño, con lo que gana capacidad de bombeo y menor ritmo cardíaco- pero también se sufren otros y no todos son positivos. En su afán por ser más resistente y eficiente, el fondista tiende a perder peso, grasa y también masa muscular. El gesto deportivo también se adecúa para gastar menos en recorrer la misma distancia, desconectando terminaciones nerviosas que acaban de esta forma inhabilitando millones de fibras musculares

Pero correr es más que eso, mucho más; Si queremos dar lo mejor de nosotros -y lo que es aún más importante, hacerlo durante más tiempo- hay que planear los entrenamientos. Y entrenar, no es calzarse las zapatillas y salir a correr por la tardecita a echar kilómetros al parque, entrenar es seguir un plan para alcanzar un objetivo. Si no lo tienes, bien, just RUN.

Lo primero que hay que hacer, es desterrar todos los mitos y creencias que tengamos acerca de los gimnasios, las pesas y la hipertrofia en general. No nos vamos a poner como Arnold ni aún queriendo y tampoco hay que ir corriendo a comprarse bañadores marca-paquetes para lucir palmito en la playa (aunque yo los llevo ¿qué pasa?). Esto es aún más evidente en las chicas y su legendario miedo a que le aparezcan músculos donde antes había curvas: desterradlo.

A modo de resumen (científicamente inexacto, sacrílego e incompleto), diremos que básicamente hay dos tipos de fibras musculares -hablando siempre del músculo esquelético-: Las del tipo I y tipo II.

Las tipo I: Usan mucho oxígeno, son muy resistentes a la fatiga, generan poca fuerza y son poco dadas al crecimiento.
Las tipo II: Poco oxígeno consumido, son las menos resistentes a la fatiga y generan gran cantidad de fuerza.

No hay que ser un lumbreras para darse cuenta de que nos interesa, sobretodo, darle cañita a las fibras tipo I, y como se puede ver es fácil diferenciar el físico de un atleta «con mucha fibra del tipo I» y a otro «con mucha fibra del tipo II». En este punto siempre se comparan fondistas con velocistas, pero puestos a exagerar hagámoslo comparando a fondistas VS culturistas. Si analizamos los músculos de ambos, veríamos como cada uno presenta un desarrollo casi opuesto (exagerando un poco) en sus fibras musculares. Uno (pongamos Kiprotich, que está de moda) presenta hipertrofia miofibrilar (mayor densidad de fibras, aunque «pequeñas» del tipo I) mientras, pongamos Schwarzenegger (¡Jesús!) presenta hipertrofia sarcoplásmica («menos» fibras, pero mucho más grandes). Todo esto muy a grandes rasgos y muy cogido por los pelos, que no se me enfade nadie.

Ejemplo de “fibroso de tipo I”

Fibroso “tipo II” De cuando daba gusto ver a un culturista

Normalmente, ni tendremos la cantidad de fibras “Tipo I” de Kiprotich, ni la calidad de las “Tipo II” de Terminator (tendremos las que nos han tocado por Mamá y Papá) pero no nos engañemos: podemos sacar mucho más partido de las que tenemos y podremos crear nuevas, lo que a día de hoy sigue sin saberse es si se pueden “convertir” de un tipo a otro (variar nuestro porcentaje de fibras del tipo I con respecto a las del tipo II) con resultados poco concluyentes (por contradictorios o por estar realizados sobre grupos de no-atletas).

Hay muchas maneras de entrenar fuerza sin trabajar con pesas: hacer cuestas, series, multisaltos, correr con el paracaidas, jugar con las vallas, etc. Pero no hay ninguna que sea tan específica y tan poco lesiva como el entrenamiento con cargas (no confundir con el entrenamiento lastrado, cosa que afortunadamente, va desapareciendo de las manías de los entrenadores de los años ochenta).

Teniendo más o menos clara la teoría, llegamos a las siguientes conclusiones:

Entrenarnos de manera únicamente aeróbica no nos permite rendir a nuestro 100%.

– El cuerpo, como mera adaptación a correr, elimina “sobrantes” que nos serán necesarios en ciertas fases de la temporada.

– Necesitamos ganar fuerza (en músculos y  tendones) sin ganar peso ni retener líquidos.

– La forma mas rápida, eficiente y menos lesiva de hacerlo es mediante pesas (o resistencias).

– El entrenamiento con pesos, deberá ir encaminado a ejercitar las fibras “tipo I“.

– Sometiendo al cuerpo a cargas controladas, disminuiremos el riesgo de lesión, al tener el sistema musculotendinoso mas fuerte.

-Tendremos una excusa para pasar mil veces por delante de la clase de spinning

Pierde el miedo a las pesas y pisa el gimnasio, especialmente en pretemporada y periodos lejanos a la competición. Cuanto más preparado muscularmente y más músculos implicados en el gesto de correr tengas, tanto más (y mejor) rendirás en entrenos y competiciones.

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