
Domingo, 6:45 de la mañana. Cuando la normalidad en las últimas semanas ha sido acostarme a esa hora (y no por trabajo, precisamente) hoy me estaba levantando. La carrera era a la diez y como era corta, era mejor ir bien desayunado. Hay tiempo, así que desayuno, formula uno y aguanto unos 40 minutos antes de caer en los brazos de Morfeo, aunque me despierto varias veces por ese maldito sol del amanecer que se empeña en meterse por las ventanas (y bajar las persianas da una pereza…)
No estoy inscrito, aunque sé que es una carrera “informal” y no habrá mucho problema. Domingo y despejado en las Canteras, preveo problemas de aparcamiento así que voy con tiempo para aparcar sin pagar y comprar la camiseta. Zas, aparcamiento a 100 metros de la salida, cojonudo. Compro la camiseta-inscripción y me encuentro con el ambientillo carreril que tanto echaba de menos. Me encuentro con una buena representación de la blogosfera local, incluidos Adrián el marchador que conocía de vista, pero no habíamos hablado. Muchas risas y batallitas y la salida se retrasa. Para ser una carrera benéfica, hay equipo de sonido para mutear todas las orejas presentes y los puestos de avituallamiento ocupan más que los corredores ¡y no éramos pocos!

Con Alfredo, Finisher virtual ya de varias medias maratones (en solitario y entrenando sólo fines de semana, toma ya) Hay que certificar la marca, que aunque sea lo de menos, es un bonito recuerdo.
Que si falta un coche de policía o no sé quien por llegar (¿el alcalde?) y aprovechamos para hacer la foto de “familia”. Familia bastante numerosa, sobre todo para un hijo único…
Tras los 45 minutos de espera (que se me hicieron cortos y con una organización muy atenta siempre manteniéndonos informados) nos dicen que la carrera será neutralizada, todos detrás del coche de policía que va abriendo camino…
WTF primero y Pokerface despues.
Afortunadamente, a los pocos minutos rectifican y solo neutralizan la mitad de la carrera. Yo me alegré la mitad, pero seguro que mis piernas se alegraron el doble. A golpe de acelerón policial empezamos a trotar a lo que nos lleva el señor agente, que no se si a posta o no, el tío fue de menos a más, como si quisiera cuidarnos las articulaciones. Claro que algún que otro frenazo y reprís de coche de empresa también hubo. En el trayecto voy charlando con Adrián mientras marcha, aunque por el rabillo del ojo me voy fijando en las caras y cuerpos de los que van en el pelotón de fusilamiento hacia Macondo. El coche se pone las pilas (es un decir) y el velocímetro se acerca a 4:00 m/km. Ahí vamos Manuel y un servidor perdiendo fuelle por exceso de contracción abdominal (vamos descojonaos) y de los nervios y de la novedad del correr con otros tanto tiempo después (por mi digo, para Manuel es lo habitual).
Luego de jalear a los subiditos jovenzuelos se abre la veda, giramos 180º y el sargento Mahoney nos hace la señal de “vayan pasando, que ahora empieza lo bueno”. El pelotón se estira, la cosa se va acelerando y dejo que tire el pre-adolescente, aprovechando mi clara mayoría de edad para dar el hachazo final. Ir rápido es divertido, pero entre que no controlo las zapatillas blandas éstas y los zig-zags anti-domingueros temo por mi heroica vida un par de veces.
A falta de kilómetro y medio me entra la vena sentimental y le digo al niño que le hago un relevo, que lleva toda la carrera tirando y le quito unos 20 segundos más al crono por minuto. Ya en la puntilla (recta final) le digo que entramos juntos como buenos brothers-in-law y me dice que sí, que sí. El segundo si ni lo escuché de lo lejos que estaba ya el muy cab**n. Me lo tengo merecido por buenazo.
En lo que a correr se refiere, aunque la pierna está dando un poco la lata, corriendo no molesta y ya no sé si el dolor es de verdad o me lo estoy inventando… Los kilómetros finales en 4:00, 3:45 y 3:30 dejan buen sabor de boca, aunque no sé cuanto tiempo puedo aguantar ese ritmo a estas alturas.
En resumen (seriously) una carrera muy animada. Da gusto ver a la gente volcada organizando algo, mucho para comer y para beber al final de la carrera y 10€ para una causa solidaria. Yo doy el domingo por bueno. Y aunque no gané la carrera me tocó en el sorteo un pack con cuatro pares de calcetines técnicos de Laister, que además ya me he puesto varias veces y son co-jo-nu-dos (y no me refiero a la relación calidad-precio)