Archive for 23 octubre, 2012

Crónica carrera solidaria síndrome Rett

Domingo, 6:45 de la mañana. Cuando la normalidad en las últimas semanas ha sido acostarme a esa hora (y no por trabajo, precisamente) hoy me estaba levantando. La carrera era a la diez y como era corta, era mejor ir bien desayunado. Hay tiempo, así que desayuno, formula uno y aguanto unos 40 minutos antes de caer en los brazos de Morfeo, aunque me despierto varias veces por ese maldito sol del amanecer que se empeña en meterse por las ventanas (y bajar las persianas da una pereza…)

No estoy inscrito, aunque sé que es una carrera “informal” y no habrá mucho problema. Domingo y despejado en las Canteras, preveo problemas de aparcamiento así que voy con tiempo para aparcar sin pagar y comprar la camiseta. Zas, aparcamiento a 100 metros de la salida, cojonudo. Compro la camiseta-inscripción y me encuentro con el ambientillo carreril que tanto echaba de menos. Me encuentro con una buena representación de la blogosfera local, incluidos Adrián el marchador que conocía de vista, pero no habíamos hablado. Muchas risas y batallitas y la salida se retrasa. Para ser una carrera benéfica, hay equipo de sonido para mutear todas las orejas presentes y los puestos de avituallamiento ocupan más que los corredores ¡y no éramos pocos!

Con Alfredo, Finisher virtual ya de varias medias maratones (en solitario y entrenando sólo fines de semana, toma ya) Hay que certificar la marca, que aunque sea lo de menos, es un bonito recuerdo.

Que si falta un coche de policía o no sé quien por llegar (¿el alcalde?) y aprovechamos para hacer la foto de “familia”. Familia bastante numerosa, sobre todo para un hijo único…

De izquierda a derecha, empezando por arriba: Ana, María… es coña eh?

Tras los 45 minutos de espera (que se me hicieron cortos y con una organización muy atenta siempre manteniéndonos informados) nos dicen que la carrera será neutralizada, todos detrás del coche de policía que va abriendo camino…

WTF primero y Pokerface despues.

Afortunadamente, a los pocos minutos rectifican y solo neutralizan la mitad de la carrera. Yo me alegré la mitad, pero seguro que mis piernas se alegraron el doble. A golpe de acelerón policial empezamos a trotar a lo que nos lleva el señor agente, que no se si a posta o no, el tío fue de menos a más, como si quisiera cuidarnos las articulaciones. Claro que algún que otro frenazo y reprís de coche de empresa también hubo. En el trayecto voy charlando con Adrián mientras marcha, aunque por el rabillo del ojo me voy fijando en las caras y cuerpos de los que van en el pelotón de fusilamiento hacia Macondo. El coche se pone las pilas (es un decir) y el velocímetro se acerca a 4:00 m/km. Ahí vamos Manuel y un servidor perdiendo fuelle por exceso de contracción abdominal (vamos descojonaos) y de los nervios y de la novedad del correr con otros tanto tiempo después (por mi digo, para Manuel es lo habitual).

Luego de jalear a los subiditos jovenzuelos se abre la veda, giramos 180º y el sargento Mahoney nos hace la señal de “vayan pasando, que ahora empieza lo bueno”. El pelotón se estira, la cosa se va acelerando y dejo que tire el pre-adolescente, aprovechando mi clara mayoría de edad para dar el hachazo final. Ir rápido es divertido, pero entre que no controlo las zapatillas blandas éstas y los zig-zags anti-domingueros temo por mi heroica vida un par de veces.

A falta de kilómetro y medio me entra la vena sentimental y le digo al niño que le hago un relevo, que lleva toda la carrera tirando y le quito unos 20 segundos más al crono por minuto. Ya en la puntilla (recta final) le digo que entramos juntos como buenos brothers-in-law y me dice que sí, que sí. El segundo si ni lo escuché de lo lejos que estaba ya el muy cab**n. Me lo tengo merecido por buenazo.

Fotógrafo… ¡hay que estar mas atento eh! Que con esas pintas solo me escriben hombres en el blog.

En lo que a correr se refiere, aunque la pierna está dando un poco la lata, corriendo no molesta y ya no sé si el dolor es de verdad o me lo estoy inventando… Los kilómetros finales en 4:00, 3:45 y 3:30 dejan buen sabor de boca, aunque no sé cuanto tiempo puedo aguantar ese ritmo a estas alturas.

En resumen (seriously) una carrera muy animada. Da gusto ver a la gente volcada organizando algo, mucho para comer y para beber al final de la carrera y 10€ para una causa solidaria. Yo doy el domingo por bueno. Y aunque no gané la carrera me tocó en el sorteo un pack con cuatro pares de calcetines técnicos de Laister, que además ya me he puesto varias veces y son co-jo-nu-dos (y no me refiero a la relación calidad-precio)

El efecto frankestein y la prueba superada

Reconozco que el título del post está muy cogido por los pelos, ahora entiendo por qué siempre suspendí lengua en el instituto y de paso, por qué ahora odio a Fernando Savater.

Decía en el último post, que para no caer en los mismos errores había que hacer las cosas de manera diferente. Parece una perogrullada (de hecho lo es) pero no me canso de verlo a mi alrededor a diario. En mis hábitos de corredor concretos, he decidido cambiar de estilo de zapatillas, usar plantillas y hasta nuevo aviso, no entrenar dos días seguidos. Realmente yo sólo he decidido cambiar de zapatillas y de entrenos, lo de las plantillas ha sido cosa de mi médico.

Desde que corro de manera  habitual (poco más de dos años) siempre corrí con zapatillas ligeras, con muy poco drop (diferencia de altura entre el talón y el antepié) y de tacto muy duro. Yo soy así, me gusta el radicalismo. No me fue mal, al menos hasta que la tibia dijo basta, aunque sabemos que eso fue por otras razones…

En cualquier caso, tocaba buscar zapatillas ligeritas (me niego a ir lastrado), neutras (voy a usarla con plantillas) y de tacto blando. También me apetecía cambiar de marca, tras un periplo con Asics / Mizuno / Adidas.

La elección fue esta:

Nike Lunaracer 2 +

Nike Lunaracer 2 +

La “review” de la zapatilla la dejo para otro post, pero las sensaciones son radicalmente diferente a todo lo que he llevado hasta ahora, no necesariamente peor, pero si muy distinto.

 – El hecho de ir mas blando (mucho más blando) tiene dos grandes diferencias. La sensación de pisada es mucho mas artificial, no “lees” la carretera como con unas voladoras puras, es como ir encima de un bote de blandyblú y seguramente sea menos “efectivo” que ir sobre duras, pero a mi nivel y distancias, eso será menos que despreciable.

– El ir mucho más alto (el doble de suela que las Adizero pro + la plantilla) acrecienta la sensación de suavidad y añade una dificultad extra de estabilidad.

Para no cansar… me he caído corriendo por primera vez desde que soy adulto (aunque no todo el mundo esté deacuerdo con esta afirmación) y he estado al borde del arrastre en otras tantas ocasiones. Tengo que ir más atento, no hay duda. No sé cuánto de culpa tienen las zapatillas, cuánto las plantillas y cuanto el ritmo cansino al que me estoy ejercitando últimamente, pero lo cierto es que ya he agujereado las dos zapatillas por el “accidente” y he tenido que tirar un pantalón a la basura.

La prueba superada ocurrió este domingo, en la quedada runera para acompañar a Manuel Robaina en su tirada larga previa al Maratón de Dublín. Pasé con éxito un examen que realmente me preocupaba, rodar durante más de una hora sin llenarme de ampollas, sin que me duela la pierna y por supuesto, sin caerme.

Arriba: Manuel, Luisa, Pancho, Fran, Armando, Coque y Oscar
Abajo: Gonzalo, yo, Álvaro y Quique

Por fin pude conocer a Álvaro, que se me escapó en la carrera África Vive y pasar la mejor mañana de domingo posible con todos estos cracks. Para recordar tambien el día en el que Pancho no sale bien en una foto y la cara del amigo José Lobillo al ver al pelotón de chalaos éstos venir de frente en la zona mas estrecha de la avenida marítima. De la camiseta de Gonzalo no digo nada.

El Garmin Connect me ha recordado que esta mini-tirada con amiguetes de 16Km, ha sido mi tirada más larga desde que tengo el GPS. Vamos, que desde la Media Maratón de Gran Canaria, no había pasado de 10 kms corridos seguidos. Nueve meses largos sin poder engranar entrenos durante varias semanas consecutivas. No pasa nada, cualquier tiempo pasado fue anterior.

La segunda parte del post del gimnasio para fondistas, la tengo en el horno, pero no consiguo encenderlo… Cabe la posibilidad de que quede en el limbo de los post nunca escritos, como la crónica de Quique o esas entradazas que escribimos mentalmente cuando entrenamos y nos la olvidamos al entrar por la puerta de casa…

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