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Crónica Media Maratón Fundación Puertos 2014

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Aquí estoy sentado delante del teclado, con una caja de galletas de chocolate y una coca cola light. Puede parecer algo normal, banal y hasta ambas cosas a la vez, pero para mí es todo un logro. Hace quince días todo sería bastante parecido, pero las galletas serían un bol de avena y la coca cola sería solo agua. Desde noviembre tenía planeado el día de ayer, en mi mente visualizaba una entrada en meta espectacular, volando en zapatillas deportivas con la cara desencajada y sonriendo dentro de mí al mirar el tiempo que marcaba el crono. Nada más lejos de la realidad.

últimos 50 metros a meta

últimos 50 metros a meta

 

Después de ver la foto, alguno podría pensar que cumplí al pie de la letra mi plan previsto, que todo aquello imaginado tal como nos dictan los gurús de la visualización surtió efecto, y hasta cierto punto fue así, pero no. Crucé la meta del medio maratón con un tiempo de 1h 21’ 12” un promedio de 3’52” y el puesto 14º de la general y 6º sénior, lo que la convierte en mi mejor carrera de siempre, incluyendo mi MMP en la distancia y quitarle un minuto al crono que hice hace un mes en Málaga. También llegué bastante fundido, con los psoas cargados, ampollas en los metatarsos y dolor en el diafragma de respirar muy fuerte durante muchos minutos, síntoma evidente de que no dejé nada <<guardado>>.

 

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Luis, Pancho, Lobillo, Antonio, Ana, Hugo, Miguel Angel y el que escribe

El caso es que a pesar de todo esto, la sensación al cruzar la meta no fue la que esperaba. Siete meses de entrenamiento, 16 semanas específicas, 100 horas corriendo y 1300 kilómetros acumulados acabaron ayer mejor de lo había planeado al iniciar esta larga preparación, pero qué queréis que os diga, el ponerle fin a esto me fastidia más que la satisfacción de conseguir el objetivo.

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El amigo Luis Carratalá, 3º en M65 ¡Que crack! Y mi amigo Manolo Vargas! Lástima no verte en la llegada (Gracias a Zaplayeras.com por las fotos!).

 

Esta edición 2014 de la Media Maratón Fundación Puertos de Las Palmas presentaba algunas novedades, en mi opinión todas acertadas. Se traslada la salida unos metros hacia el sur hasta situarla en el intercambiador (en el mismo sitio de la LPA Night Run y muy probablemente de la Gran Canaria Maratón 2015) la distancia de la carrera “pequeña” pasa de 10.5 a 10 Km y se aprovecha la segunda vuelta para añadir los metros de diferencia de la media maratón. Desde el punto de vista del corredor, todo aciertos. Lo de traerse al padrino de turno (en este caso Abel Antón) se me escapa, son esas cosas de la mercadotecnia y promoción exterior que no estoy en posición de juzgar. En mi experiencia y una vez terminada la carrera, nada que objetar a organización, salvo quizá algún baño químico de más. Avituallamientos en carrera correctos, el final en bolsa para evitar que alguno <<gorronee>>  buena bolsa del corredor con buena camiseta y un gel de regalo.

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Todos estos iríamos prácticamente juntos toda la carrera. Foto de Zaplayeras.com

Quedamos como siempre los amiguetes antes de la salida y nos “despachamos” rapidito para calmar los nervios a base de calentamiento. Veinte minutos de hacer un poco el idiota con las piernas y al cajón. Bastante fluido todo y salimos en hora. La primera vuelta pasa sin mucha historia, objetivo 3’50” de media y cumplo 3’47” bastante cómodo, voy todo el rato en la cola de un grupo de unos seis o siete corredores donde están los “compis” del TRIAC con los que finalmente haría casi toda la carrera.

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Con David y Jose Luis, del TRIAC. Foto del TRIAC.

 

Paso los 10 kilómetros en 37’45” que es algo mejor de lo que tenía previsto y el grupo se reduce prácticamente a los dos amigos del TRIAC y yo. En los kilómetros 11 y 12 después de una rotonda nos ponemos contra el viento y el 13 y 14 además son falsos llanos ascendentes.

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Sobre el kilómetro 9. Por aquí aún íbamos frescos…

En este periodo veo ritmos de 4’00” en el GPS y el <<virtual partner>> me dice que ya voy por encima del ritmo objetivo. Antes de dar la marca por perdida intento tirar un poco del grupo, pero tan pronto me pongo delante, el viento me pone en el sitio y no puedo ir mucho más rápido.

A punto de girar en la primera vuelta, de espaldas el gran Rafa Suarez del TRIAC, 4º General y 2º M35. Foto de Ruben Cabrera

Nos relevamos durante el 13 y el 14 pero no es suficiente para mejorar. En este punto nos alcanzan algunos corredores, Jose Antonio Castellano tira y se marcha, me voy detrás pero no aguanto el tirón, pese a todo lo mantengo a unos 25 metros. En el último giro de 180 grados (a falta de unos 5 kilómetros) veo que el grupo ya es un <<sálvese quien pueda>> y aunque llevo algo de ventaja en estos momentos tengo la cabeza más centrada en que no me adelanten al final que en apretar e ir a por la marca.

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Ultimo kilómetro, la técnica de carrera murió hace tiempo. Detrás el amigo Miguel Rodríguez. ¡Gracias Rubén Cabrera por la foto y los ánimos!

También veo a Lobillo que viene muy muy cerca, lo que significa que va a hacer MMP segurísimo. Entre eso, que ahora el falso llano pica <<pabajo>> y el viento da de cola, recupero un poco de aire y voy recortando segundos a Jose Antonio. Me salto el último avituallamiento y tiro todo lo que puedo, llego a la meta. Se acabó. Hasta aquí llegamos. Adiós a la dieta, al entrenador, a los nervios previos a la carrera, a hacerte la película de tu táctica y a la temporada…  y a pensar en la siguiente.

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Que esto es lo mejor de las carreras sobra decirlo ¿no?

Empecé la crónica mientras merendaba galletas con chocolate y la termino cenando un bocadillo de bacon con tomate y queso. Supongo que parte de este sabor agridulce, viene de estar en el dique seco casi dos años por la lesión, pero precisamente por eso, se que darme un descanso ahora que todo va bien es más que necesario. Se acabó la temporada oficial ¡Aunque guardo en la recámara una bala para Corriendo por vegueta!

De los 1300 inscritos han acabado 992, lo que da una cifra del 24% de abandonos o no presentados a la carrera. Demasiados me parecen. La carrera mantiene el número de finishers totales con respecto al año pasado, bajando ligeramente en la media maratón y subiendo ligeramente en el 10 kilómetros.

Es una pena que los cambios a mejor que ha ido sufriendo esta carrera con el paso de los años, además del auge del running, no se refleje en un aumento de corredores. La cercanía con la MACAN y la coincidencia quizá con otras carreras (María Auxiliadora y otra de montaña) la perjudican en inscripción y lo <<apartado y feo>> del recorrido tampoco ayuda a decidirse a los nuevos corredores. Es una pena, porque la organización estuvo, en mi opinión, por encima del número de participantes.

Clasificación carrera de 10 kilómetros
Clasificación de la media maratón

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Crónica de la X media maratón MACAN

Correr en una zona costera restringida por ser territorio militar, no es algo que se pueda hacer todos los días. No es menos cierto que las zonas costeras, especialmente si están en el extremo este de cualquiera de las islas canarias auguran una serie de peculiaridades que, por decirlo de una manera suave, no agradan a todo el mundo. El viento no debería sorprendernos, de hecho esa base militar está en esa localización (junto con el aeropuerto) por esa presencia constante y asegurada del aire, que ayuda a realizar aterrizajes y despegues más seguros. Luego está el sol, que aunque es menos frecuente que el viento sigue honrándonos con visitas regulares, con permiso de la <<panza de burro>> claro.

Bajo estas condiciones el 1 de mayo viene celebrándose una de las carreras con más solera (que no <<solajera>> que también) de la geografía canaria, la Media Maratón y Vuelta Atlética del Mando Aéreo de Canarias, comúnmente conocida como <<La MACAN>>. Esta carrera tiene cosas que ahuyentarían a más de uno, pero que con el paso del tiempo, ha sabido hacer de sus principales desventajas (que no defectos) sus mayores virtudes. Un circuito a tres vueltas (una sola para la modalidad de 7km) lleno de toboganes, muchísimo viento en todas direcciones, mucho sol y nada de sombra y una segunda y tercera vueltas un poco solitarias por el efecto ahuyentador de la carrera corta (la que yo corrí).

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El viento ya apuntaba maneras al llegar…

Precisamente, todas estas condiciones desfavorables atraen a ese corredor bravo al que le seduce más un reto de lucha contra los elementos, que de lucha contra el crono. O incluso ambas inclusive. Los que somos más de crono, normalmente evitaríamos elementos (y distancias diferentes al cuarteto 5-10-21-42) pero permítame que en este caso haga una excepción. <<La MACAN>> es mucho más que una carrera, es una oportunidad fantástica de visitar una base militar, de estar rodeado de aviones, de sentir las losas de “concrete” por donde pisan los aviones camino del hangar y de ver como en el ejército, si algo saben hacer sobradamente, es ser eficientes organizando.

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Una de las rotondas por la que pasa la carrera

Por si todo esto fuera poco el enclave no puede ser mejor, una playa de esas que ya no quedan, natural y sin apenas <<rastro humano>>. Curiosamente en la playa, supongo que por el abrigo de la península de Gando, el viento se hace calma y permite disfrutar de ella de la misma manera que se hacía hace 50 años.

La bahía de gando, hace unos añitos

La bahía de Gando, hace unos añitos

Siete kilómetros de carrera no dan para mucha crónica, es básicamente un salir fuerte, aguantar el temporal y apretar al final. Como casi siempre, lo mejor de la carrera ocurre antes de la salida y después de cruzar la meta. En esta ocasión había bastante representación de amiguetes y ganas de <<naturalizar>> a alguno.

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Aqui con el gran @JonyOxford

Carrera corta = calentamiento intenso. Sin dudarlo demasiado me casco casi 5 kilómetros de calentamiento, entre trote, trote vivo, movilidad articular y rectas con progresiones. Al cajón. Aquí tenemos lo de siempre, la élite atlética local y los de <<vamos a ponernos aquí que parece que mola>>. Organizar cajones exige controlar los tiempos y marcas de los corredores y necesita mucha dedicación que quizá una carrera de este tamaño no necesite, pero no estaría de más unos consejos exprés por el speaker, que ahuyenten a los despistaos. Es más, me atrevería a decir que con poner un cajón simplemente delimitado con cinta haría que los que van a salir al trote les diera “cosica” de entrar.

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¡Salida! Foto de Rubén Cabrera

Minuto de silencio sepulcral en recuerdo de las víctimas del accidente del Helicóptero del SAR y el <<León de Becerril>> nos da la salida, previa ovación claro, no podíamos ser menos. Salimos a tope esquivando a los equivocaos y me centro en buscar compañeros para formar grupo y hacer la táctica rata de esconderme del viento. En el kilómetro uno se forma un buen grupo, de los que identifico al amigo Ángel Baena, Juan Saavedra y David Montesdeoca.

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El grupito. Obsérvese como venia Rafa pegadísimo por detrás… y el estaba haciendo la media maratón! Foto de Rubén Cabrera

Yendo tapado por el resto de compañeros el cuerpo me pide un pelín más de ritmo, pero el siguiente grupo está lejos e ir solo contra el viento da un poco de yu-yu. Giro de 180º cerca del km3 (entrada de la base aérea) y decido empezar a tirar (kilómetro 2 en 3:44 y yo quería hacer algo menos) y me sigue todo el grupo. A partir de aquí ya sólo me relevaría un chico al que alcanzamos sobre el kilómetro 4 y Ángel Baena que tira hasta el último giro de 180º en el punto más al sur de la carrera. Quedan 1500 metros y como voy bien subo un poco el ritmo y entro en meta en 25’45” haciendo 8º de la general y 7º de mi categoría.

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El verdadero valor de la carrera empieza en este momento, hamacas donde sentarse a quitarse el chip, avituallamiento perfectamente surtido (agua, bebida energética, pasteles varios, plátanos, naranjas…) y el acceso a la zona de masajes, con más de 10 camillas con hasta tres masajistas por camilla y un nada despreciable masaje de ¡10 minutos!. Después de todo esto voy a la meta a ver la llegada de Gonzalo y nos reunimos al final todos en la playa para dar este lamentable espectáculo:

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Gonzalo, Antonio, Yo mismo y Jony. Foto tomada por Ana, a la que no le gustaba nuestros pies (¡y con razón!)

Por si esto fuera poco, después de la entrega de trofeos la organización obsequia a participantes y familiares y amigos con una enooooorme paella, acompañada con pan, cerveza, bebidas energéticas, agua, fruta y postres variados. Valor, a esto se llama valor. Y si, supongo que uno puede presuponerle valor a una carrera del ejército ¿no?

Clasificación Vuelta Atlética (7k)

Clasificación Media Maratón (21k)

Crónica XXIV Media Maratón Ciudad de Málaga

Supongo que por el maldito cambio horario y espero que no por los nervios pre-competición, la semana antes de la carrera no hubo forma de dormir decentemente. Vueltas y más vueltas, sin sueño a las tantas de la madrugada y despertares más propios de domingos de resaca que de días de tappering.

El plan de entrenamiento realizado al pie de la letra, estrictamente día tras día y kilómetro a kilómetro, incluidos esos dichosos descalentamientos que en la soledad del entrenamiento entre multitudes siempre dan ganas de abandonar. La última semana no fue la semana típica pre-carrera, ya que esta semana, aunque con una media maratón de por medio, no es sino una semana más de entrenamiento del objetivo principal. Con todo cayó un 10×500 a 1’35” que hizo bastante pupita y sirvió para recordarme que los gemelos no están ahí ad eternum, sino que necesitan algo de mimo y más cuidado. Por primera vez en las últimas 12 semanas me salté un rodaje de una hora, más vale prevenir que lamentar.

El sábado hago la maleta, salgo rumbo al aeropuerto y nada más bajarme del coche, veo a un tío sacando su equipaje del maletero que me resulta muy familiar. No me hace falta rascar demasiado en el disco duro para atar cabos: pantalones cortos, moreno y definido hasta la médula, corredor y de los rápidos, el ahora amigo, Ángel Baena. Recuerdo salir justo detrás en la primera etapa de la vuelta atlética a Arucas y lograr tenerlo a la vista… unos diez minutos como mucho ¡qué tiempos aquellos!

Corredor + aeropuerto y mi típica cutre-asociación de ideas = pensé que iría a la media de Madrid. Pero no. La sorpresa llegó cuando me contó que también iba Málaga y que además ya había estado tres o cuatro veces en esa misma prueba ¡mis respetos! Además no iba sólo, su compañero del CAI Gran Canaria Miguel Rodríguez también estaba allí!

Yo que pensaba cruzar la meta como el primer canario en Málaga y ya me habían fastidiado. Vuelo tranquilo sentado junto a Ángel, que hace su carga de carbohidratos convenientemente zampándose un tupper a rebosar de pizza familiar como un pro, mientras hablamos de objetivos, deseos y  estados de forma. Típico isn’t?. Aterrizaje tipo “toma dura, toma segura” que dejó entrever algo de incomodidad en forma de grito de algún pasajero. Compartimos taxi y me bajo en el estadio (centro neurálgico de la prueba) mientras la “Canarian expedition” sigue para su hotel.

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Allí me encuentro con José Lobillo que ha estado aclimatándose al duro clima malagueño desde hace 15 días (LOL) y me somete a una tortura digna del peor enemigo: Recogida de dorsal, vuelta por la modesta pero surtida feria del corredor (donde aprovecho para comprarme unas medias de compresión naranjas, hell yeah)

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Love at first sight ¿Quién dijo que nunca iba a encontrar a mis medias naranja?

Paseo caminando hasta el hotel (30 minutos, arrastrando el trolley por supuesto) caminata hasta el centro de Málaga (otros 30 minutos), visita de aquí y  allá (todo muy bonito, hay que decirlo) y más caminata y más y más… Llamadme astrólogo o lo que queráis, pero algo debí presentir cuando me llevé unas medias de compresión puestas desde la isla.

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Musho arte en Andalucia, pero no para sacar fotos xD

A todo esto son las 19:00 y… ¡no he comido! Ocho horas sin comer el día antes de la media maratón y tropecientos kilómetros de caminata en mis delicados gemelitos. Todo un ejemplo. Lo bueno de esto es que llegué a la cena con más hambre que el tamagotchi de un sordo y la cena en la Espaguetteria Circus me sentó de fábula. Taxi y al hotel.

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Alarma a las 7:00 (hora a la que el hotel abre el desayuno) algo de ropa y a desayunar. Un poco de cereales, pan blanco, jamón serrano y… ¡Chema Martínez! Sé que hubiera molado muchísimo adjuntar a la crónica un buen selfie acompañado del gran Chemita Martinez, pero simplemente lo salude y le desee suerte en la carrera, aún me puede eso de dar la brasa, incluso a alguien tan cercano como este crack. Poco a poco el hall del hotel se llena del violeta de las camisetas oficiales de la prueba y yo me calzo las medias naranjas, el dorsal y a la calle. Los padres de José nos llevan a las inmediaciones donde nos unimos a María (amiga de lobillo que se estrenaba en una media maratón oficial) para ir al guardarropa. María me pregunta que donde llevo el chip… ¿el chip? ¿Qué chip?

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¿OTRA VEZ? Lo mío con los chips es de traca, lo había puesto junto al dorsal y aún a día de hoy lo estoy buscando. Hablo con la organización, les comento el <<incidente>> y me ceden otro kit del imbécil compuesto por dorsal y chip nuevo, un diez por solventarlo tan rápido y sin ninguna pega. Me pongo ambos dejamos la mochila y a calentar. Caliento menos de lo que me gustaría, saludos nerviosos a la “canarian expedition” y al cajón. Busco un sitio bastante bueno, y sigo con el calentamiento “estático” hasta que se da la salida. En este punto, un misántropo confirmado como yo saca el escáner anti-personas buscando cualquier cosa posible de la que quejarme, pero es la carrera en la que he visto menos infiltrados en el primer cajón, un diez para los malagueños. A su favor también hay que decir que la moda de la equipación ultra-heavy-maxi-mega-more-and-more-distancia-and-trail aquí no he pegado casi nada, apenas vi dos o tres flipadetes con portadorsales y ochocientos bidones y geles de los que te hacen acabar la carrera con balance positivo de calorías.

¡Al turrón!

Disparo y salidón. Lo de salidón es porque mola muy mucho salir desde una autovía de tres carriles y una via de servicio enteros para corredores, correr 500 metros y dar 180º en una rotonda y cruzarte con la marea violeta de frente. Aciertazo. Objetivo 3’55”-3’59” o lo que es lo mismo, no ver nunca un 4’ en el ritmo, por supuesto los primeros dos kilómetros siempre compensa hacerlos un poco más rápido para pillar un buen grupo, en un maratón la cosa sería bastante diferente.

¿cuentan estas medias como merecido tributo Fosfy?

¿cuentan estas medias como merecido tributo Fosfy?

Me adelanta hasta el tato y en el giro de la carrera de 5 kilómetros no veo girar a nadie. Me sigue asombrando la de gente que sale a 3:40 y a 200 pulsaciones por minuto asfixiadísimo para luego hacer una media de 4:30, no me cabe en la cabeza y no la tengo pequeña.

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Primeros 14 kilómetros

Voy clavando los parciales objetivo y llego al giro de 180º de aproximadamente la mitad de la carrera. Me encuentro genial y aunque no aumento el ritmo voy saltando de grupo en grupo, ya que muchos van claramente a menos.

El amigo Miguel Rodríguez, MMP con 1h16'15" eso si es correr hamijo

El amigo Miguel Rodríguez, MMP con 1h16’15” eso si es correr hamijo

En este momento incorporo una novedad en mis carreras, un gel con cafeína. Obviamente lo había probado en varias tiradas largas y algún entrenamiento duro con buenos resultados. La droguilla hace efecto y decido tirar un poquito. Prácticamente no bajo de 3:45 a partir del kilómetro 14.

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Últimos 7 kilómetros

Toda esta zona es la parte más bonita de la carrera y callejeando por el centro de Málaga ¡escucho mi nombre! Son los padres de José Lobillo que me han reconocido ¡benditas medias naranjas, muchas gracias! Entre esto y la cafeína me ponen como si hubiera tomado un litro de JET-A1.

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Angel Baena, 1h19’09” y dice que no fue su día…

No tengo las estadísticas pero de aquí al final adelantaría como a 50-60 corredores, que quizá no parezcan demasiado, pero habiendo hecho el 104º de la general no son pocos. Llego al estadio, últimos trescientos y pico metros y veo el 1h 22’ y pocos segundos, alfombra y click al garmin.

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Obsérvese en el vídeo como me torean para darme la medalla ¡qué me la deis que es mía!

Al pasar la meta podemos ir a vestuarios y guardarropa a nuestra derecha o disfrutar de nuestro chill-out post-carrera a contar batallitas de runner cebolleta en el magnífico césped del estadio, como aquí vamos. ¿Y qué hay mejor que celebrar una MMP? ¡celebrar dos! A los dos minutos llega Lobillo marcándose un carrerón y haciendo como tres minutos menos que su anterior marca ¡enhorabuena!

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Más contentos que unas pascuas, aunque María dejo pérdidas a la organización al arrasar con todos los avituallamientos. Y lo pagó, claro :-)

Aún nos quedan fuerzas para descalzarnos  y descalentar un poco por el césped al rico sol de Málaga. Buscamos a la “canary expedition” pero no damos con ellos (estaban dándose masajitos, estos nenazas xD). A pesar de quitarme tres minutos de mi MMP, de conseguir una MMP tras tres años sin poder culminar una preparación decente y de bajar dos minutos el tiempo que pensaba hacer (1h24′) me voy con la agridulce sensación de que estaba para hacer menos, así que en la siguiente tocará arriesgarse ¿Quién dijo miedo?

A destacar

Tener servicio de masaje suele ser normal en muchas carrera, pero tener servicio de podología, es simplemente ¡de diez!

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Zona de masaje…

...y podología

…y podología

Es la primera vez que corro esta carrera y las sensaciones no han podido ser mejores. El cambio de circuito un par de semanas antes de la carrera, puede que haya afectado a la belleza del recorrido, pero este circuito es cojonudo para correr: llano, recto, asfalto en perfectas condiciones y muy fácil de tomar referencias visuales. Mucho público en todo el recorrido y un clima perfecto (sol, sin nada de calor ni viento). La organización sencillamente perfecta, ni una cola, ni un agobio y siempre muy atenta.

Cosas a mejorar

En el tramo que pasa por el casco histórico, sería recomendable acotar de alguna manera la parte que es calle, de acera (cinta entre farolas, papeleras o vallas por ejemplo) ya que al no ser zona de asfalto es difícil distinguir calle de acera y yo mismo me vi recortando sin querer en algunos chaflanes.

Epílogo

Ah si, se me olvidaba, ahora me llamo David Gallardo Gutiérrez, que con el dorsal 5724 hizo 1h 22′ 08″ y yo con el 5723 2h 7′ 42″ aaaggghhhh

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Enlace a la clasificación general (ojo, son 22 mb!)

Enlace a galería de fotos (externa)

Thats all folks!

Desnudando la Behobia

A continuación subo la crónica que José Lobillo ha escrito de su segunda aventura en la popular carrera. ¡A ver si lo convencemos y nos regala más experiencias en el futuro!

¿Qué es la BEHOBIA–SAN SEBASTIÁN? Estoy convencido que un gran número de amantes del running conocen o han escuchado hablar con admiración de la mítica carrera Behobia-SS. Esta 49ª prueba ha sido mi segunda participación como corredor popular, y me gustaría ofrecer unas humildes pinceladas de mi experiencia y del valor humano de este evento que me ha robado mi corazoncito runner. Algunos datos muy generales de esta prueba, para hacerse una idea de sus peculiaridades, son los siguientes:

  • Recorrido. Aproximadamente unos 20 Km, distancia no homologada, pero siempre comienza y termina en los mismos puntos de Behobia y Donostia.
  • Perfil de la carrera. Una subida de 2,5 Km (el Gaintxurizketa), zonas de toganes rompiernas que parecen no tener fin y una subida de 1000 m (el Alto de Miracruz) en el Km 16 de carrera. Un recorrido muy duro y exigente.
  • Climatología. O lluvia (casi garantizada); o fuerte viento; o frío. O todo junto.

Perfil

Pues bien, a pesar de no ser una media maratón, de tener un perfil terrorífico y una climatología espartana, esta 49ª Behobia ha tenido más de 28000 inscritos. Da qué pensar, ¿no?

Aseguran muchos maratonianos que una vez en la vida hay que participar en la maratón de New York; y eso a pesar de no ser el que mejor recorrido, perfil y climatología posee. Yo estoy convencido de que si te gusta correr –da igual tu nivel y tus marcas-, tienes que comprobar por ti mismo qué es y qué se siente al formar parte como corredor de una Behobia-San Sebastián. A continuación ofrezco un sencillo compendio capitulado de mi viaje a tierras vascas y de los aspectos que me resultan más seductores para caer en la telaraña de la Behobia.

I. SAN SEBASTIÁN/DONOSTIA.

Un gran aliciente para participar en la carrera es la oportunidad de conocer esta bellísima urbe, a orillas del mar Cantábrico, de la que no cuesta mucho enamorarse. No me voy a poner en modo “guía turística”, pero señalar que el Paseo de la Concha es un lugar inigualable y que su gastronomía te arrastrará sin remedio hacia la gula más placentera y pecaminosa.

Donostia

II. EL AMBIENTE PRECARRERA.

Llego a Donosti a las ocho y media de la noche del viernes 8 de noviembre de 2013, procedente de Las Palmas de Gan Canaria. Deshago la maleta en la misma pensión donde me alojé en el 2012, un sitio pintoresco con habitaciones limpias y cómodas, muy familiar y enclavado en plena Alameda del Boulevard: un lugar de privilegio para un runner, pues aquí se enclava el arco de meta de la Behobia. No hay nada como llegar destrozado, recoger la mochila en el ropero y pegarse una ducha de agua caliente en apenas cinco minutos.

Esa misma noche he quedado con los miembros de mi equipo, la Bolsa del Corredor – Diario Sport de Barcelona, en la sidrería de un pueblo en el extrarradio de Donosti. Me recogen Francis Campos y David Bautista –flamantes y exitosos debutantes en el Frankfurt Maratón apenas doce días antes-, junto a las guapísimas Rocío y Laura. La bodega es un caserío y está hasta los topes, pero nos han guardado sitio en una de sus largas mesas, pues entre corredores y acompañantes teníamos una reserva de treinta y tantos comensales.

Durante la estupenda velada pude desvirtualizar a muchos componetes de la BC Team, además de saludar a los miembros que conocí este verano en Lanzarote. Prefiero no hacer valoración alguna de la sidra, la tortilla de cola de bacalao, la merluza, el chuletón y los postres (tejas, cigarritos y queso con carne de membrillo), y es que ningún adjetivo calificativo puede llegar a estar tan sabroso. Esto es lo bueno de comer siempre tan sano (fruta, verdura, pasta, arroz… ), cuando pruebas algo bien cocinado y con magnífica materia prima, el sabor se multiplica por veinte en tu paladar y terminas teniendo un orgasmo sensorial –ejem-. Fui uno de los más comedidos del grupo y llegué a la pensión a las tres de la mañana. Sin duda una noche imborrable.

A la mañana siguiente nos encaminamos al Velódromo de Anoeta, donde se encuentra ubicada la Feria del Corredor. Recogemos los dorsales con gran fluidez y curioseamos entre los stands. El ambiente y el escenario son inmejorables.

III. LA ESTRATEGIA.

Establecer objetivos objetivos es algo realmente complicado. Ser demasiado ambicioso o demasiado humilde puede dejar un sabor agridulce al final de la prueba. Teniendo en cuenta mi estado de forma y la preparación hacia mi debut en enero en la Disa Gran Canaria Maratón 2014, y contando que las carreras de 10 Km que he disputado desde septiembre se han saldado, una tras otra, con MMP, me he decantado por apostarlo todo a una carta: voy a seguir a la liebre que habrá en mi cajón de salida (el color verde), y que marcará 1h20’. Teniendo en cuenta que el año pasado mi crono fue de 1h25’, se puede considerar una locura, aunque mi lado cuerdo me consuela diciéndome que si en el Km 10 voy sufriendo, bajaría el ritmo para no tener una petada monumental y conservar posibilidades de mejorar marca.

Pero, ay, todas las carreras son perfectas en nuestra mente o sobre el papel, en las tripas de una calculadora o en los valles de una gráfica, pero la carrera siempre –siempre- termina por colocarnos en nuestro sitio.

IV. LA CARRERA.

10 de noviembre de 2013. A las 7:00 am desayuno en la habitación de mi pensión un buen trozo de bocadillo con jamón cocido, un zumo de naranja y una barrita de cereales. Hasta las 10:03 no tengo la salida, de modo que tendré la digestión garantizada.

Me encamino hacia la estación de RENFE y me apretujo en un vagón de tren con todo tipo de corredores, de todas partes, con acentos de muchas regiones además de muchos franceses. Los hay de todas las edades y condición: amantes del minimalismo o de los gadgets, corpulentos tipos acostumbrados a la montaña o afilados pisteros, semiprofesionales y joggers… Todos con la ilusión de participar en la Behobia y alcanzar la meta con los brazos alzados.

En menos de treinta minutos llegamos a Irún, donde la organización nos conduce a buses lanzadera que nos alcanza a las afueras de Behobia. Desde aquí unos diez o quince minutos caminando con tranquilidad y llegamos al lugar donde se dará la salida, una extensa explanada con estación de servicio y una hilera de camiones que sirven de guardarropa.

Salida

A diferencia del 2012, el cielo está encapotado pero no cae el Diluvio Universal, lo cual consigue un fantástico y colorido ambiente festivo con miles y miles de corredores que van de un lado a otro. Encuentro a algunos componentes de la Bolsa del Corredor y nos hacemos la foto de grupo. Me pongo a calentar con ellos hasta completar 3 Km con algunos progresivos finales.

BC Team

Quince minutos antes de la salida me recluyo en mí mismo, me concentro en la carrera y me coloco en la parte delantera de mi cajón –o corral, como dicen en otros lugares-. Para relajarme un poco en esos momentos de tensión, siempre realizo un chistoso juego para motivarme: busco a mi antagonista, un rival acérrimo al que tengo que batir a toda costa. En esta ocasión me fijo en alguien con equipación completa de atletismo. Es más bajo que yo, pero el doble de ancho y con músculos hasta en las orejas. Está totalmente rapado al cero y tiene un gesto de determinación que asusta, está dispuesto a devorar cada kilómetro del recorrido sin masticarlos siquiera. Las arterias de sus piernas están a punto de estallar. Decido bautizarlo como Terminator, y memorizo el número de su dorsal.

En medio de la música a toda pastilla un DJ anima al público y la atmósfera es electrizante. El viento pega fuerte pero sigue sin llover. Por fin comienzan las salidas escalonadas. Mi cajón es la tercera oleada de las diecinueve previstas. Como comenté antes, las estrategias están muy bien en el papel, pero después te encuentras con una infinidad de variables e imprevistos que no podemos controlar. Busco el banderín de la liebre de 1h20’ y no está por ninguna parte. No me lo puedo creer, la primera en la frente. Decido enrabietado ir a 4:00 el kilómetro y localizo al Terminator cerca de mí. Estoy dando saltitos y nuestro turno es el siguiente…

Cuatro… Tres… Dos… Uno… ¡Pum! Activo mi cronómetro y salgo disparado desde la segunda o tercera fila. En los primeros compases intento buscar un hueco en un lateral y acompasar mi ritmo. Comienza a pasarme una oleada ingente de corredores, pero controlo que no me arrastren con su estampida, porque a muchos se les acabará el fuelle en pocos kilómetros. De repente el Terminator pasa a mi lado como una exhalación… Pero aún queda mucho para echarle el guante.

Pistoletazo de salida

Km 0-2. Recta totalmente llama que discurre junto al río Bidasoa. Voy a 3:55 y decido disminuir el ritmo a pesar de que no paran de adelantarme gente. Hemos salido 2500 runner con dorsal verde. Se nota el viento pegando de cara.

Km 2-4. La carrera discurre por el centro de Irún con una subida de 200 m al inicio. Ahora cuesta trabajo avanzar con soltura por la densidad de participantes (muchos de ellos son los que salieron como balas y ya van asfixiados). Sigo a un veterano atleta de Hernán que se mueve con soltura y va recriminando a los que se cruzan sin mirar. Mantengo el ritmo a 4:03 y el público es muy numeroso.

Km 4-6. En cuesta la primera parte –unos 300 metros- y después pequeñas subidas y bajadas por Ventas de Irún. La gente anima sin parar y voy manteniendo a 4:02. Aclarar que mi reloj es un sencillo Garmin Forerunner 110, el cual tengo configurado para que me ofrezca en pantalla el tiempo de carrera, la distancia recorrida y el ritmo general acumulado; por lo que no puedo saber el ritmo en cada kilómetro. Pero bueno, ya me acostumbré a correr así y me controlo bastante bien. Creo que fue en este tramo cuando, entre los miles de corredores, alguien del público me reconoció del encuentro de la sidrería y me dijo algo así como “¡Vamos ese canario de la BC!”. Menudo subidón. Aunque no recuerdo vuestro nombres por culpa de mi memoria de pez… ¡Muchas gracias!

Km 6-8,5. El alto de Gaintxurizketa es todo subida sin descanso. Porcentajes suaves al principio que se van endureciendo progresivamente. Justo al comienzo ya diviso al Pirata, que se ha convertido en uno de los símbolos de esta carrera. Se trata de Jaime Alzugaray, y todos los años aparca su furgoneta con música heavy a todo volumen, mientras él, vestido de bucanero, anima y agita la ikurriña y la bandera negra con la calavera y las dos tibias cruzadas. En este punto decido incrementar el nivel de esfuerzo para no perder mucho tiempo en la subida. Dos corredores de trail del mismo equipo pasan a mi lado y me engancho a ellos. Supongo que esta cuesta será pan comido para ellos… Pero 500 metros más arriba los dejo atrás y sigo avanzando con la respiración agitada y luchando contra el viento. Al coronar la cima mi ritmo ha caído a 4:07. Me lo tomo con resignación y sigo adelante.

Km 8,5-12. La carretera de Lezo es la zona de los toboganes, repechos de 50 a 100 metros de larga, auténticos rompepiernas. Muchos runners se tiran a tumba abierta en las bajadas, pero yo las controlo para no sobrecargar los cuádriceps y mantener velocidad en las subidas. El ritmo baja lentamente hasta 4:04. En el Km 10 me tomo el gel que llevo encima con varios sorbos de agua. El público sigue alentando nuestra marcha y el viento en contra no cesa ni un instante. ¿Dónde se habrá metido el Terminator?

Km 12-16. Al puerto de Pasajes lo llaman “El Desierto” por la escasez de público. Es totalmente llano, suelo irregular y algunos raíles. Llegados a este punto sin cuestas, mi terreno predilecto, me transformo en un enterrador: a partir de ahora y hasta el final de la carrera sólo recogeré cadáveres. Me pongo en velocidad crucero y empiezo a adelantar a corredores a mansalva. Imagino que iré por debajo de cuatro minutos por kilómetro, pues el ritmo total baja a 4:02. ¡¡¡Vaaaaaamos!!!

Km 16-18. El Alto de Miracruz es una dura subida de un kilómetro, tras la cual se desciende por la avenida de Ategorrieta hacia San Sebastián. En este punto tuve que tomar una importante decisión. No quería perder tiempo (el año pasado la ascensión se me hizo interminable), pero tampoco quería desfondarme en la subida. Finalmente apreté los dientes y decidí que ya era hora de sufrir de verdad. Aquí el público te lleva en volandas, abarrota las aceras y no para de animar: “¡Aúpa José! ¡Oso ondo!” Voy lanzado cuesta arriba y me abro camino por uno de los laterales buscando hueco y el calor de los espectadores. Lo estoy dando todo… ¡Y antes de darme cuenta he llegado a la cima! En la bajada me relajo e intento recuperar el resuello. Hecho un vistazo al Garmin… ¡¡¡Y marca 4:03!!! Sólo he perdido un segundo de ritmo. No estoy para tirar cohetes, pero aún tengo al alcance de la mano la ansiada marca de 1h20’.

Marabunta

Km 18-19. Recta hacia la playa de Zurriola por la avenida de Navarra, atravesando el barrio de Gros. Al llegar a terreno llano decido volver a sufrir al máximo y subo un punto de intensidad en la zancada. Desde aquí a meta el público es innumerable y su apoyo compensa las fortísimas rachas de viento que impide nuestro avance. De repente, oh sorpresa, alguien me adelanta. No, no es Terminator, pero no puedo evitar una sonrisa al ver una tortuga dibujada en la camiseta del único runner que ha osado atacarme en varios kilómetros. Pero yo sigo a lo mío, al límite de mis fuerzas, manteniendo el esfuerzo constante, hinchando el pecho con bocanadas de aire, braceando con fuerza para coger impulso, inclinando el cuerpo hacia delante para que la gravedad me ayude a avanzar… Y entonces comienzan las rachas de viento huracanado. Concretamente una me deja prácticamente clavado y sujetándome la gorra para que no volara. Hecho una ojeada al Garmin y veo un 4:02 que me infunde optimismo.

Km. 19-20. Avenida de la Zurriola, con el Palacio de la Kursaal a la derecha, Puente del Kursaal y todo recto hasta la Alameda del Boulevard. Tras el kamikaze giro a la izquierda, por fin me enfrento al último kilómetro de la Behobia. ¿Cuál es la diferencia entre el sufrimiento y la agonía? Tras dos años de duro entrenamiento y pruebas de 10K y media maratón, ya tengo una ligera idea. Ahora mismo creo que soy capaz de agonizar durante cuatro minutos sin sufrir un desvanecimiento, de modo que aprieto los dientes más fuerte aún y corro a muerte, sin reservas, alargando el paso y la frecuencia. La cantidad de público que vocifera y alienta es impresionante, más aún cuando vas a tumba abierta y grita tu nombre para darte fuerzas, para trasvasarte la energía suficiente para que tu triunfo también sea un poco el suyo. Sigo dejando atrás a racimos de corredores, avanzando por un lateral, casi rozando a los espectadores, cuando dos atletas me cierran contra las vallas, y a pesar de pedirles paso, me ignoran y tengo que frenar y echarme a un lado para esquivarlos. Faltan 500 m y el Garmin me chiva que voy a 4:01. Los síntomas de la agonía son cada vez más fuertes: los pulmones me arden, las piernas se vuelven pesadas, el dolor es un todo que me envuelve y me obliga a jadear con fuerza y lanzar algún que otro gemido bastante intenso. Mi rostro de corredor hierático se vuelve “regañao” (como diría el señor Robaina). Tengo a Pulgarcito dándome ánimos en un hombro y al tío del mazo mirándome con una sonrisa ladina en el otro. No puedo más. Sólo otra zancada. Una más. Y otra.

Agonía

Ya no pienso con claridad, pero a cincuenta metros por delante hay un tipo con –por lo menos- quince kilos de peso más que yo, y aprieto para alcanzarle. Ya cualquier estupidez sirve a motivación. El viento en contra pega una barbaridad. Levanto la cabeza… ¡Y creo divisar al Terminator! Los últimos doscientos metros son brutales, pero le doy alcance para descubrir que no es él. En el Garmin veo un 4:00 y los metros finales los hago completamente extasiado, como si fuera en una nube y sin las típicas arcadas que me suele provocar el límite de la agonía. El display de meta pone 1h22’, y por unos instantes me quedo de piedra, no me cuadran los tiempos, aunque de inmediato comprendo que mi cajón salió tres minutos más tarde del tiempo oficial. Compruebo mi cronómetro y marca ¿1h19’17’’? No me lo puedo creer. Lo celebro conmigo mismo y saludo a los jadeantes corredores que están a mi alrededor. La satisfacción de haberme superado a mí mismo me hace olvidar el cansancio por completo.

Y ahora es cuando se puede comprobar otra de las grandezas de la Behobia. La formidable organización y el exquisito trato del primero al último en llegar, te hacen sentir como si hubieras sido el ganador. Me quitan el chip de la zapatilla, me colocan la medalla y me dan bolsas de avituallamiento. En dos minutos ya tengo hasta mi mochila del guardarropa. La carrera ha terminado y estoy eufórico, casi me dan ganas de seguir corriendo –es broma- y de ponerme a bailar breakdance en el suelo –ejem-. La 49ª Behobia-San Sebastián ha finalizado para mí, aunque aún quedan un par de horas para que lleguen el resto de participantes y sientan el orgullo de ser finishers, de atravesar la meta como auténticos campeones. Ese momento no se puede describir; hay que vivirlo.

V. LA POSTCARRERA.

Tras ducharme y mientras picaba algo en la pensión, recibo la inesperada llamada de Amagoia, una amiga de Canarias que ahora vive en Amurrio, y que ha venido a ver la carrera y a animarme. Paso un rato entrañable con ella y su familia, disfrutando del gran ambiente que hay en el casco antiguo. Qué ilusión encontrarlos, en verano volveré a verlos en Gran Canaria.

Respecto al resultado final de la carrera, decir que ganó Pedro Nimo del Oro en categoría chicos y Claudia Behobide en las valientes chicas. También comprobé que el Terminator llegó a meta treinta segundos antes que yo, de modo que, desde el cariño de esta crónica, ¡ENHORABUENA CAMPEÓN!

Esa noche me toco cenar en solitario, pues la mayoría del equipo se marchaba a Barcelona esa misma tarde. Y mientras tomaba pintxos en un coqueto sitio de la calle San Martín, la dueña me dio una noticia que ensombreció mi sonrisa y mi estado de euforia: una chica de veintinueve años había fallecido a dos kilómetros de meta. Desde estas líneas mi pequeño homenaje a A.E., todo mi cariño a su recuerdo y a su familia y amigos. Cuando sucede algo así me quedo sin palabras. Aquí os dejo un enlace a la emotiva crónica del ganador de la carrera, Pedro Nimo, os aseguro que merece mucho la pena leerla porque expresa los sentimientos de todos ante lo sucedido y refleja en su crónica la humildad de un auténtico campeón en todos los sentidos:

Pedro Nimo

VI. LA BOLSA DEL CORREDOR – DIARIO SPORT DE BARCELONA

Hace apenas tres meses que pertenezco a este club y ya me siento parte de la familia. Desde el primer momento me han acogido con gran cariño, y quiero expresarles mi gratitud a Joan, Francis, David Bautista, Rocío, Laura, David Aouita, Sandra, Alfonso, Miquel, Carlos… Y a todos aquellos que he conocido en persona este fin de semana y que mi memoria –no ya de pez sino de mosquito- me impide plasmar aquí sus nombres. Y mención especial a José Castilla, el fantástico atleta e infatigable entrenador de la BC que está logrando que rompa algunas marcas y barreras que antes creía inalcanzables. Aquí están los sensacionales resultados del equipo en la 49ª Behobia-SS:

Clasificación Behobia

VII. CONCLUSIONES.

Para los amantes del “What if…”, señalar que el bloguero Gabriel Beldarrain ha confeccionado una genial entrada sobre la influencia del viento en esta edición de la Behobia, elucubrando una pseudocientífica teoría con comparativas de atletas y marcas que, con gran veracidad, llega a la conclusión de que se debería restar un 2,71% del tiempo final para obtener la marca sin viento. Siempre es interesante cualquier conjetura para mejorar marca sobre el papel. Aplicando el hallazgo del profesor Beldarían, a un humilde servidor le saldría un crono de 1h17’08’’. ¡Bueno, parece que ya tengo reto para el próximo año!

Mientras termino de confeccionar esta crónica, voy recopilando algunos datos finales ofrecidos por la organización. En esta 49ª Behobia-SS se inscribieron más de 28000 corredores (destacando los 8000 guipuzcoanos, 4500 catalanes, 2500 navarros, 2500 madrileños, 2300 franceses y un grupo de 400 holandeses). Llegando a meta 23590 runners de los 23617 que finalmente tomaron la salida. Señalar las 1800 descalificaciones por salir antes de tiempo. También me han llegado noticias de que a una determinada hora se agotaron las medallas de finisher que tan amablemente te cuelgan en meta. La organización se ha apresurado a señalar una dirección de correo electrónico para comunicar el caso y mandarla por correo postal (que cada uno lo valore como le parezca oportuno, pero qué duda cabe que es un detalle feo). El excedente de los avituallamientos, unos 845 Kg., serán destinados al Banco de Alimentos de Guipúzkoa.

Soy consciente de que he confeccionado una crónica bastante extensa, pero os aseguro que no he relatado ni una quinta parte de todo lo que podría contar de mi estancia en Donosti. A veces pocos días dan para mucho.

Espero que leyendo estas líneas te entre el gusanillo y te apetezca participar el próximo año en esta inigualable carrera, porque la próxima edición será única e histórica: en el 2014 se celebrará la 50ª Behobia-San Sebastián.

Finisher

Yo haré todo lo posible por estar allí… ¿Y tú?

Crónica de la LPA Night Run

Lo que hemos vivido este sábado en Las Palmas de Gran Canaria ha sido una noche de auténtico atletismo, del que se escribe con mayúsculas. Porque no nos engañemos, atletismo no es (solo) dar vueltas a una pista de tartán una vez cada cuatro años, atletismo es toda esa historia de superación que hay detrás de cada uno de los corredores que se dan cita en cualquier carrera. Hoy he visto a mucha gente correr, pero sobretodo he visto a mucha gente disfrutar. He visto señoras llorar de la emoción al cruzar la línea de meta, caras de felicidad en gente joven al completar su reto, gente con problemas musculares esforzándose por llegar a meta y a la inmensa mayoría con ganas de repetirlo. Además todo esto ha pasado aquí, en plena ciudad y con las calles llenas de gente, con un ambiente que hace mucho, mucho tiempo que no se veía.

Por supuesto nada de esto ha sido casualidad, es el fruto del trabajo bien hecho, de ese que no abunda en casi nada hoy en día y que tanto se echa de menos. Desde el momento en que se presentó el evento, la idea además de ambiciosa, era un soplo de aire fresco en el calendario deportivo-social-cultural de la isla. No era sólo una carrera, no era sólo un concierto, no era sólo una fiesta, era todo a la vez y en el mismo sitio. Además, los pocos puntos problemáticos para el corredor, aunque un poco tarde, fueron solucionados en su totalidad.

Hasta hace no mucho tiempo, inscribirse y correr una carrera era una odisea. Había que desplazarse a alguna tienda perdida en algún centro comercial remoto y hacer cola para apuntarse y pagar, luego unos días antes de la carrera, había que ir a buscar el dorsal a otro sitio, probablemente a alguna oficina municipal lejos del lugar de celebración de la carrera, en un horario reducido, de un solo día y como no, soportar más colas. El día de la carrera además había que luchar por un sitio en la salida acorde a tu nivel en carrera, esperar un retraso de media hora (mínimo) parado antes de salir y sufrir por un circuito desangelado en alguna urbanización industrial o parking y en la meta, ya sin aliento, quitarte el chip (si con suerte los habían contratado) a toda prisa para volver a hacer cola y poder beber algo de agua en el avituallamiento post-carrera.

La LPANightRun ha demostrado que se pueden hacer las cosas de otra manera, con previsión y con la escala correcta. Desde el punto de vista del corredor, la sensación ha sido de una fluidez absoluta, de perfecta organización y de que cuando se quiere, las cosas no sólo pueden hacerse bien, sino muy bien.

salida

¡A por todas!

La carrera empezaba a las 20:30 por lo que algunos amigos quedamos a las 19:30 para echarnos unas risas y picarnos un poco antes de empezar a calentar. Aparqué en el muelle deportivo para dar un paseíto de 15 minutos que viene de perlas para empezar a palpar el buen ambiente que luego habría. Al entrar en el guardarropa ya notamos que ésta, no es una carrera cualquiera, hay mucha gente pero no hay absolutamente nada de cola. Dejo las cosas, me visto “de faena” y vamos al “encuentro”. Cualquiera que sepa algo de fotografía, sabe que poca luz y gente en movimiento es el talón de Aquiles de cualquier cámara y si es un móvil mejor ni hablamos, a las pruebas me remito:

grupoPh

Se nota el que iba tapado, porque no se le ve ni la cara :-)

Un poco de marujeo runneril y quince minutos más tarde ya estábamos calentando, habiendo pasado por el baño a soltar el lastre convenientemente. Tener toda la recta del muelle de los cruceros para calentar es un lujo y si además está 100 metros de la salida parece perfecta. El único punto negativo de la noche aparece cuando a José Lobillo le salta la alarma en la rodilla durante el calentamiento. Muchos días de entreno y haber corrido la Behobia – San Sebastián hace menos de siete días seguro que tienen algo que ver. Con un poco de suerte se quedará en un susto y en perderse sólo esta carrera. ¡Ánimo Lobillo!

Llamada a corredores y acceso al cajón verde (el primero) que se ha delimitado hasta 4:30 de ritmo. Otro acceso más sin colas, con mucho personal dirigiendo a la gente a sus respectivos cajones y además repartiendo reflectantes (creo que había unas pulseritas fosforito, pero no pude pillar ninguna, damm it!). El cajón es muy amplio y se forma un círculo grande de corredores donde giramos como caballos para no enfriarnos. El mismo arco de salida es a su vez una pantalla gigante y unos minutos antes de salir nos ponen el milqui de España, esto es, el milqui de Fermín Cacho en Barcelona ’92, que nos alienta con su discurso a escasos segundos del disparo.

Se da la salida con puntualidad inglesa y aquí pasa lo de siempre, los sprinters a lo suyo para morir en el kilómetro 0.8 (en serio tíos, hacéroslo mirar) y poco a poco la serpiente bicolor (sin necesidad de obligatoriedad) se va estirando. La zona portuaria suele ser bastante fea para el corredor, pero yo la sentí llena de gente, quizá fuera el estrés de la salida o el número de participantes. Con el pelotón estirado en el primer kilómetro cojo la estela de la que más tarde sería vencedora de la categoría femenina.

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Ana Toral ¡vaya máquina! (37’22”)

Pasamos Belén María y antes de girar a Albareda una vecina nos grita por la ventana que la Unión Deportiva Las Palmas va ganando 3-1, cojonudo. Ya en Albareda la fila de corredores empieza a dividirse en grupos y me tocan por detrás: ¡Es Iván! (podéis leer aquí su crónica de la carrera).

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Iván Tejera (Carucat)

Vamos por el kilómetro tres (3:36 – 3:39 – 3:40) y estoy bien, pero creo que puedo buscar una media de 3:35, cambio el ritmo y dejo al grupo. Entro en la avenida de Las Canteras sólo y tras alguna curva veo a un grupo de tres corredores. Solo llevo cinco kilómetros y en Las Canteras el viento es favorable, lo aprovecho y dejo también a esos tres corredores, a partir de ahí haría sólo el resto de la carrera.

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Saul Castro, vencedor de los 10 Km (30’59”)

Damos la vuelta en el Auditorio y pasamos la única zona desfavorable de la carrera: la calle Pavía y Castillejos. A estas alturas se hace muy duro mantener el esfuerzo y hago el peor kilómetro de la carrera (kilómetro 8 en 3’50”) pero en seguida enfilamos Mesa y López. Esta calle es un falso llano descendente, está llena de público, muy iluminada y quedan sólo dos kilómetros. Las rotondas de la Plaza de España y del Arsenal pasan muy rápidas (dos últimos kilómetros en (3’33” y 3’17”) y en este momento no sé si viene alguien detrás, ya que hace tiempo que pasé al último corredor, así que entre un sprint final y un cambio de ritmo fuerte, prefiero lo segundo.

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Patricia Díaz, Vencedora del medio maratón (con la llegada mas emotiva de todas, 1h25’06”)

Cruzo en solitario la línea de meta en 36’11” haciendo el 16º de la general, 50” de desventaja con el 15º y 18” sobre el 17º. Con esta marca me he quedado a sólo 20″ de mi MMP, lo cual era impensable hace un mes, así que estoy contento con el resultado. Por otro lado pienso que podría haber rendido mejor con una salida en mejor posición y habiendo enlazado con alguno de los grupos que me precedieron, hacer la mitad de los diez kilómetros sólo no es lo mejor para hacer marca.

palomeque

Ruben Palomeque ¡Vaya estreno! 1h09’38” Una alegría saber que no fue nada lo de Telde

En la llegada se confirman todos los pronósticos, no hay prisas para devolver el chip, hay mucho espacio para “enfriarse” y bajar pulsaciones. Una vez entregado el chip te obsequiaban con un impermeable (fosforito, como no) co-jo-nu-do para entrar en calor y delante nuestra, el mejor avituallamiento post-carrera que jamás haya visto en una prueba de asfalto. Agua e isotónica en vasos, frutos secos de todos los tipos (y convenientemente separados) barritas energéticas, frutas, chocolates en onzas, barras, tabletas, todo tipo de chuches, botellas de agua… El paraíso del corredor.

yometa

Acabada mi carrera, paso al modo espectador y lo que observo en todos los que llegan es lo mismo que he visto por mi mismo, caras de felicidad, pero no de cualquier felicidad, sino de aquella que te has ganado con tu sufrimiento y constancia, la gente llega emocionada, muchos doloridos, algunos caminando, es la fiesta de la superación y todo el mundo va muy contento.

A partir de ahí la marea va llegando y me quedo a animar como el qué más, probablemente el punto que menos me ha gustado de la carrera ha sido la ausencia de vallas y más iluminación en toda la recta final adoquinada.

Conclusiones:

La ciudad se merecía una carrera como esta, al servicio del corredor, disfrutable en todos y cada uno de los puntos posible. Desde el formulario de inscripción a la publicación de los resultados todo ha salido de diez, entrega de dorsal rapidísima y sin colas, ambiente de noche grande y con mucho público en casi todo el circuito, todos los cruces muy bien señalizados, muchísima presencia policial para dar seguridad al corredor, cajones muy bien resueltos  y además todo con máxima puntualidad ¿qué más se puede pedir?

Pues como siempre se puede pedir más, aquí está mi granito de arena para mejorar en lo posible la siguiente edición (que ponemos la cuenta atrás desde ya)

  • Más cajones de salida: 4’30” el más rápido es un poco lento para un evento de 3000 personas y con una curva nada más salir. Un cajón de menos de 4’00” es necesario para la próxima.
  • Luz y vallas en toda la recta de llegada: el público tiende a cerrarse y era complicado ver a los “compis” llegar, unas vallitas hubieran quedado bien, impiden que la gente (sobretodo niños) se crucen y además se elimina el efecto Tour de Francia donde el público se va cerrando y hacen de embudo al resto.
  • Puntos kilométricos estratégicos marcados, no hace falta señalizarlos todos, pero los múltiplos de cinco sería un buen detalle.
  • Que corra Manuel Robaina

Desde aquí felicitar a todos los que han hecho posible este gran evento, especialmente a DG Eventos y al Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria por ponernos una gran carrera “en la puerta de casa” así como a la Policía Local, voluntarios, patrocinadores, al público que ha animado muchísimo y como no, a los 3000 valientes que han corrido, muchos por primera vez y lo que es mejor, es que no será la última…

Actualización: bastante gente comenta que los corredores de 10 kilómetros arrasaron con gran parte del avituallamiento y probablemente haya sido así, ya sabemos que el sentido común no sobra y en mucha gente impera el: no dejes para mañana lo que puedas coger hoy, una lástima.

Resultados 10 Km

Resultados Media Maratón

Fotos:

Galería de Roberto Ramírez

Web Oficial LPA Night Run

Canarias7

La Provincia

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