Archive for 3 febrero, 2012

La pista de atletismo

Desde que empecé a correr, siempre he sido más de hacer el mismo recorrido más rápido, que de correr más kilómetros. Lo normal en la progresión del corredor popular, parece la contraria, empezar saliendo a correr unos minutos e ir aguantando cada vez más y más tiempo. Cuando correr pasó a ser parte de mi vida, saliendo tres o cuatro días a la semana surgió una pregunta clave: ¿y ahora qué?. En este punto a unos les da por hacer fartlek, cambiar de “circuito” o salir a hacer lo mismo con amigos. Yo pasé directamente a la pista de atletismo.

Tienes un hobby y llega el momento en que ese hobby oculta a los demás, se come el tiempo de los otros. Luego indagas por internet y encuentras aquello de “las series”. Sólo para expertos, hay que tener una base de varios años de carrera continua y cosas similares se leen en todos los manuales (escritos y no escritos) para hacer series.

Tengo amigos corredores populares, que en su vida han pisado una pista de atletismo. Les genera una extraña ansiedad, se sienten como caballos encerrados en un hipódromo de juguete, perdidos sobre esa goma roja y un poco blanda donde se juegan las olimpiadas de verdad. Esa mitificación que envuelve a las pistas de atletismo hay que derrumbarlas. Se puede ir a correr a una pista de atletismo aunque uno sea un manta (como yo). Al fin y al cabo, todos corremos diez miles, medias y maratones y no somos Bekeles ni Mutais. No estamos hablando de hacer 100 lisos en 11 ó 12 segundos, pero sí se puede aspirar a hacerlos en 13 ó 14 ó 15 y creedme que la sensación de quitarte un segundo, en tan poco espacio es muy gratificante.

A mí, el hecho de estar en ese recinto y saber que mide exactamente 400 metros, que es “igual” que lo que se ve por la tele en las olimpiadas y que está pensado, hecho y fabricado para dejarnos los higadillos en él, qué queréis que os diga, me pone.

En éstas cosas tan exactas y medidas, no te puedes esconder. Si te despistas tres segundos en una vuelta, ya no cumples con el tiempo, si te pasas en la salida, lo pagas claramente en la recta final y ya no cumples con el tiempo, si has corrido las series anteriores muy fuertes, ya no cumples con el tiempo. Esa prontitud de resultados, esa posibilidad de ver a los pocos segundos si lo has hecho bien o mal, esa capacidad de sufrimiento en un tiempo tan corto es para mí lo que hace tan especial al correr sobre tartán. Los profesionales, tardan años en quitarse unas décimas de nada, pero a nosotros los populares, nos enseña a ser eficientes y ver como el crono refleja exactamente cualquier mínimo cambio que hagamos en nuestra estrategia o técnica de carrera.

La pista de atletismo es sufrimiento puro. A todos nos gusta correr por una avenida marítima a 19 grados durante hora y media, sobre todo cuando llegas a ese nivel de poder correr en velocidad de crucero por tiempo indefinido. Cuando corres por placer, lo haces por sitios más o menos bonitos rodeado de naturaleza en mayor o menor medida o muchas veces, con gente alrededor que como tú, también están disfrutando. Sin embargo, en la pista raras veces ves caras de alegría. Hay quien piensa que lo peor de la pista de altetismo es dar vueltas y vueltas al mismo sitio. Yo creo que si te está dando tiempo a aburrirte por exceso de vueltas, es que no estás rindiendo como es debido.

En la pista sólo ves estrés, concentración y sudor, y se escuchan jadeos y corazones a punto de estallar. Todo el que está sobre el tartán se está examinando contra tres jueces, a cada cual más duro: La pista, el crono y tú mismo.

A la pista hay que amarla y odiarla a partes iguales, pero al contrario de lo que se suele hacer. Hay que amarla cuando no cumplimos con lo que teníamos previsto, porque es ahí donde reside su magia, hay que quererla cuando después de muchas horas de gimnasio y de series al 75-85% nos quedamos a 1 segundo de la marca prevista. Ahí, cuando nos muestra toda su crudeza, hay que amarla, porque es dónde nos ayuda a mejorar. Odiarla es más fácil, cada vez que obtengas un beneficio por haberla sufrido (y serán muchas veces) sabrás que todo es mérito suyo.

P.D: Esto era un post pensado para hablar de unas zapatillas y ha acabado siendo otra cosa totalmente distinta. Habrá que escribirlo en otra ocasión.

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